Sigue caminando

Autor:  Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

               

La Biblia habla de camino, sendero, vía y de la necesidad de escoger un camino u otro, salvación o perdición para la persona, de vida o de muerte . La salida de los israelitas de Egipto se presenta como una decisión y el comienzo de un camino con muchas etapas.
“Hay un camino que uno cree recto y que va parar a la muerte”(Pr 14,12).
“Al ser humano le parece siempre recto su camino pero es Dios quien pesa los corazones (Pr 21,2).
“Donde faltan los ojos, falta la luz; donde falta la inteligencia no hay sabiduría”(Si 3,25)
“Confía en el Señor de todo corazón y no te fíes de tu propia inteligencia”(Pr 3,5)
“Este es el camino, caminad por él” (Is 30, 20-21).
Los libros proféticos y la literatura sapiencial tratan de ayudar al pueblo israelita a responder a la Alianza desde situaciones distintas que exigen una mentalidad y unas actitudes diferentes de las requeridas en otros momentos.
En el Nuevo Testamento, Antes que nada Dios es para el ser humano presencia, confianza, ayuda, esperanza y todo esto llega a todos a través de Jesús.
Jesús aparece como el camino, la verdad y la vida , el nuevo mediador de 
Dios y la definitiva revelación de Dios.
Jesús señala las condiciones de este camino para entrar en el Reino . 
El caminar cristiano es una carrera . Para caminar hay que poner lo ojos en 
Jesús y peregrinar, sin poseer una ciudad permanente siendo huéspedes de 
este mundo.
Jesús acompañó a sus discípulos. “No os dejo huérfanos, volveré a visitaros” 
(Jn 14,18. Y acompañó a los enfermos y a muchos sanó por su fe. ‘Hija, tu 
fe te ha salvado. Vete en paz y sigue sana de tu dolencia’ (Mc 5,33-34).
La vida cristiana se llama en los Hechos de los Apóstoles “el camino” (9,2)
En este camino hacia Dios abundan las pruebas y caídas, las grandes privaciones y el hacerse violencia. Pero en esta carrera el ser humano no camina solo, Dios es su acompañante.
Swami Ramdas, santo hindú dijo que “el camino es la meta; caminar es llegar”. El camino que andamos, cada paso de nuestra peregrinación es de alguna manera una meta más. Caminar es llegar porque cada paso llega a una marca de nuestra vida.
El Camino de Santiago es uno de los más famosos del mundo. En el libro Orar por el Camino de Santiago, editado por Monte Carmelo, se ofrecen unos testimonios de muy diversos peregrinos a Compostela. De él tomo los siguientes:
Konrad (Alemania, 36 años)
Uno de los cambios que más me ha costado en el Camino ha sido el de mis 
motivaciones y el de mi jerarquía de valores. Yo me he puesto en camino en 
busca de una tercera dimensión que intuía, pero no encontraba. Y he encontrado, de hecho, un mayor calado, un eco más profundo para cada uno de mis juicios o valoraciones. Por otro lado, aquello por lo que uno paga en la vida diaria, aquí ni lo echas en falta, o lo tienes gratis. Y al revés, lo que en ella no valoras, aquí te ensancha el corazón. A mí me emocionan, sin más, la acogida de la gente sencilla, o el claxon que hacen sonar los camioneros saludándome al pasar.
Thomas (Brasil, 24 años)
Hace tiempo que descubrí que la vida tiene muchas puertas que abrir y por 
las que entrar. Personalmente, no puedo quejarme de que no se me hayan 
abierto muchas, ni de que, incluso, me haya sentido gratificado con lo que 
encontré dentro de alguna. Sin embargo, sigo en busca de otra puerta. 
Soy consciente de no haber hallado aún un norte incuestionable para mi 
vida. El Camino me está llevando, además, a pensar que lo importante no es ser 
felices, sino mejores, y que la felicidad es su más lógica consecuencia.
Don Thomas Schmit (Alemania, monje trapense)Acabo de ser reelegido por segunda vez abad de mi pobre abadía y he querido interrumpir mis rezos corales con mis monjes, hechos, como todo el mundo sabe, de palabra y de canto, para orar unos días con los pies.
Norman C. Francés (muy entrado en años)
Este mismo año se me han muerto tres familiares y amigos íntimos. A mí mismo 
me han diagnosticado cáncer. Camino para dar gracias al Señor por el don de 
la vida.
Es posible que ni usted ni yo vayamos a Santiago u otros centros de peregrinación caminando. Pero sí tenemos que seguir caminando por la vida. 
¡Ojalá nuestro camino sea de vida!