Abrirse a Dios y los hermanos

Autor:  Padre Eusebio Gómez Navarro OCD  

 

 

Un sabio japonés, conocido por la sabiduría de sus doctrinas recibió la visita de un profesor universitario que había ido a verlo para preguntarle sobre su pensamiento.
El sabio sirvió el té: llenó la taza de su huésped y después continuó echando, con expresión serena y sonriente.
El profesor miró desbordarse el té, tan estupefacto, que no lograba explicarse una distracción tan contraria a las normas de la buena crianza; pero, a un cierto punto, no pudo contenerse mas:
”¡Está llena! ¡Ya no cabe más! . 
“Como esta taza”,dijo el sabio imperturbable,”tú estás lleno de tu cultura, de tus opiniones y conjeturas eruditas y complejas: ¿cómo puedo hablarte de mi doctrina, que sólo es comprensible a los ánimos sencillos y abiertos, si antes no vacías la taza. (Cuento japonés)
"¡Está llena! ¡Ya no cabe más!".
Como la taza, así estaba lleno el sabio de cultura, opiniones... La doctrina sólo es comprensible a los que se vacían, a los abiertos de corazón.
Solamente los sencillos, los vacíos de todo y abiertos al Todo pueden comprender a Dios, y aceptarlo como su tesoro. Para que Dios pueda penetrar en la mente y el corazón del ser humano, necesita éste tres actitudes fundamentales : humildad de corazón, escucharlo y dejar que él actúe.
La humildad de corazón es una actitud indispensable para que Dios pueda entrar en el corazón humano. "Dios resiste a los soberbios y a los humildes, en cambio, les da su gracia" (St 4,6). La persona que abre su ser al Señor, lo reconoce como único dueño y dador de vida, fuente de todo lo bueno, santo y perfecto. Es el Dios que obra conforme a su beneplácito (Flp 2,13).
Dios es el Dios de los humildes. Sólo los humildes pueden llegar hasta El en actitud de escucha. "Escuche quien quiera escuchar"(Ez 3, 27). "Quien tenga oídos entienda" (Mt 13,9).
Dios nos habla de mil modos y maneras, pero nos habla, sobre todo, y una vez por todas, en Cristo. "Este es mi Hijo predilecto, en el cual me complazco. Escúchenlo" (Mt 17, 5). Escuchar es estar bien alerta, atentos y despiertos.
Dejar ser a Dios, dejarle actuar. Cada cristiano debe dejar que Dios se manifieste libremente, que El sea lo que es: Luz, Fuerza, Salvación... Dios es el primero que toma la iniciativa en la historia de la salvación y El es el que la realiza. El es el principal agente y el principal amante. Dios se entrega del todo y quisiera que el ser humano dejase paso a su obra, que colaborara con El. El papel de la criatura es dejar paso al Creador. 
La Virgen María representa el modelo perfecto de la persona abierta siempre a Dios, dispuesta a que El haga su voluntad. Ella es la oyente de la Palabra. Está siempre pronta a la escucha y atenta al mensaje que se le da . "Hágase en mí según su palabra" (Lc 1, 38), es su respuesta. Y la Palabra se hizo carne en sus entrañas. María acogió a Dios y le dejó que él actuara, que fuera él mismo.
Cristo está a la puerta de cada corazón humano y llama (Ap 3, 20) para que se le abra y él pueda actuar como salvador.
María estaba colgada de Dios, pero pendiente también de los otros. 
María quería a aquellos novios que se quedaron sin vino, sin la alegría. Y pones manos a la obra, hace lo que está a su alcance. " Y, como faltara vino, le dice a Jesús su madre: No tienen vino" (Jn 2,3). María se da cuenta de que falta el vino, la alegría, porque ella misma rebosa en alegría. María, la de corazón tierno, compasivo y bondadoso, se da cuenta de que en Caná falta la alegría e invita a todos a confiar en Cristo, para llenar la vida de alegría. María sabe que su Hijo tenía el poder especial de cambiar toda situación de tristeza en alegría y les dice. "Hagan lo que él les diga". Ella invita a que los sirvientes tomen la misma postura que ella, la de estar abiertos a Dios, la de dar un sí al Señor.
María no pide a los sirvientes que consideren atentamente el problema, que traten de averiguar la causa de la falta del vino. No, sencillamente les pide que se abran a Dios, a su voluntad a " haced y obrad".
Y Jesús gratuitamente multiplica el vino para alegría de todos.
Es importante saber de que en nuestro mundo, en nuestras vidas, falta fe, esperanza, alegría . Conscientes de esta necesidad es necesario, humildemente, pedir a Dios por medio de María que nos llene de fe, de alegría.