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  POEMAS Y ORACIONES  

       

Quiero creer


Porque, Señor, yo te he visto

y quiero volverte a ver

quiero creer.



Te vi, sí, cuando era niño

y en agua me bauticé

y, limpio de culpa vieja,

sin celos te pude ver.

Quiero creer.



Devuélveme aquellas puras

transparencias de aire fiel,

devuélveme aquellas niñas

de aquellos ojos de ayer.

Quiero creer.



Limpia mis ojos cansados,

deslumbrados del cimbel,

lastra de plomo mis párpados

y oscurécemelos bien.

Quiero creer.



Ya todo es sombra y olvido

y abandono de mí ser.

Ponme la venda en los ojos.

Ponme tus manos también.

Quiero creer.



Tú que pusiste en las flores

rocío y debajo miel

filtra en mis secas pupilas

dos gotas frescas de fe.

Quiero creer.



Porque, Señor, yo te he visto

y quiero volverte a ver,

creo en Ti y quiero creer.


(Gerardo Diego)




Lo que Vos queráis


Lo que Vos queráis, Señor;

sea lo que Vos queráis.



Si queréis que, entre las rosas,

ría hacia los matinales

resplandores de la vida,

sea lo que Vos queráis



Si queréis que, entre los cardos,

sangre hacia las insondables

sombras de la noche eterna,

sea lo que Vos queráis.



Gracias si queréis que mire,

gracias si queréis cegarme;

gracias por todo y por nada;

sea lo que Vos queráis.



Lo que Vos queráis, Señor;

sea lo que Vos queráis.

(Juan Ramón Jiménez)





Recuerdo el alma dormida

(Fragmento)


Recuerde el alma dormida,

Avive el seso y despierte,

contemplando

cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando.



Cuán presto se va el placer,

cómo después de acordado

da dolor;

cómo, a nuestro parecer,

cualquier tiempo pasado

fue mejor.



Nuestras vidas son los ríos

que van a dar en la mar,

que es el morir.



Allí van los señoríos

derechos a se acabar

y consumir.



Este mundo es el camino

para el otro, que es morada

sin pesar;

más cumple tener buen tino

para andar esta jornada

sin errar.



Partimos cuando nacemos,

andamos cuando vivimos,

y allegamos

al tiempo que fenecemos:

así que cuando morimos

descansemos


(Jorge Manrique)




Vivo sin vivir en mí

(Fragmento)


Vivo sin vivir en mí,

y tan alta vida espero,

que muero porque no muero.



Vivo ya fuera de mí,

después que muero de amor,

porque vivo en el Señor,

que me quiso para sí.

Cuando el corazón le di

puso en él este letrero:

que muero porque no muero.



Aquesta divina unión

del amor en que yo vivo

ha hecho a Dios mi cautivo

y libre mi corazón.

Y causa en mí tal pasión

ver a Dios mi prisionero,

que muero, porque no muero.



¡Ay qué larga es esta vida!,

¡qué duros estos destierros!,

¡esta cárcel, estos hierros,

en que el alma está metida!

Sólo esperar la salida

me causa dolor tan fiero,

que muero porque no muero


(Santa Teresa)




No temas



No temas si hoy ruge viento huracanado:

Dios está a tu lado



Goce el don del sueño tu noche tranquila:

Dios por ti vigila



No temas si hoy bogas a un país remoto:

Dios es tu piloto.



Si turba te hostiga blasfema y burlona

Dios no te abandona



Y aunque te dejaron sin pan y sin techo

Dios está en tu pecho.



Y el día que cruces la incierta frontera

Dios padre te espera.



No temas lo súbito del mazazo duro:

Dios será tu escudo



(José L. Carreño)




No tires la primera piedra


Si de tu padre encontraste la mano

si de tu madre, nunca buscaste en vano;

si nunca padeciste hambre,

ni la miseria fue tu triste compañera,

no tires la primera piedra.



Si nunca sufriste la injusticia

de insultos, condenas y malicias;

si nunca fuiste humillado,

ni en soledad, mil veces, has llorado,

no tires la primera piedra.



Si nunca has conocido la locura,

ni estuviste sediento de ternura,

ni buscado en el fondo de un vaso

la forma de olvidarte de un fracaso,

no tires la primera piedra.



Si nunca has contenido un sollozo

tumbado en el rincón de un calabozo;

si nunca te tuviste que humillar

sin tan siquiera tener derecho a hablar,

no tires la primera piedra.


(Anónimo)




Lo que veo



Ahora que estamos solos, Cristo,

te diré la verdad: Señor, no creo.

¿Cómo puedo creerme lo que veo

si la fe es creer lo que no he visto?



Si oigo tu voz en mí, ¿cómo resisto?

¿Cómo puedo buscar, si te poseo,

si te mastico, si te saboreo?

Esta es mi fe: Comulgo, luego existo.



No tendré que saltar sobre el vacío

para llegar al borde de tus manos

o poner en tu pecho mi cabeza.



Más dentro estás de mí que lo más mío.

Conozco más tu voz que a mis hermanos.

Que es más cierta tu fe que la certeza.


(José Luis Martín Descalzo.)




Como la hiedra



Por el dolor creyente que brota del pecado.

Por haberte querido de todo corazón.

Por haberte, Dios mío, tantas veces negado;

tantas veces pedido, de rodillas, perdón.



Por haberte perdido; por haberte encontrado.

Porque es como un desierto nevado mi oración.

¡Porque es como la hiedra sobre el árbol cortado

el recuerdo que brota cargado de ilusión!



Porque es como la hiedra, déjame que te abrace,

primero amargamente, lleno de flor después,

y que mi vieja sombra se derrame a tus pies;

¡porque es como la rama donde la savia nace,

mi corazón, Dios mío, sueña que Tú lo ves!


(Leopoldo Panero)